Especialista ignaciano y Lo decía el filósofo Henri Bergsson y lo corrobora Francisco Ramírez, SJ: el tiempo es relativo. Pasó ocho meses en Jeru-salén como parte de su proceso formativo, un tiempo corto pero muy intenso: “Lo recuerdo mucho. Descubrí el judaísmo y la arqueología bíblica tanto desde un punto espiritual como científico. Aquello me impresionó tanto que me planteé de-dicarme profesionalmente a ello. Fue un tiempo muy bello, muy rico tanto a nivel espiritual como intelectual”, asegura. Finalmente acabó especializándose en el estudio de la Bi-blia y de San Ignacio, del que este año se conmemora el V centenario de su conversión. “San Ignacio puede aportar dos cosas fundamentales en estos momentos. Por un lado, los Ejercicios Espirituales, que significan creer que Dios ha-bla con todos los seres humanos. Mucha gente tiene miedo a lo que les pueda decir, pero Dios siempre es una palabra de amor y de consuelo, que ilumina la vida de las personas y las orienta para el futuro”, aclara. “La otra es la experien-cia del discernimiento, es decir, buscar un camino conjunto, ayudarnos a salir de nuestras ideas preconcebidas y buscar nuevos caminos para la sociedad”, argumenta. enamorado de Jerusalén