Acabar el grado o doble grado con el apoyo de un mentor es casi obligado en universidades europeas y americanas. Aquí en España, Comillas dio los primeros pasos en 2016, y ya se han formado más de mil parejas mentor-mentee, un número que supera con creces el que registran algunas universidades en España. Sofía y Felipe, mentee y mentor, tanto monta monta tanto, nos hablan de su experiencia. Texto: J.M.D. Foto: J.A.M. Los mentores tienen algo de mitológico. Ojo, los mentees también. El término “mentor” alude a Mentor, hijo de Alcimo de Ítaca. Cuando partió hacia Troya, Ulises, buen amigo suyo, le confió el cuidado de, entre otras cosas, la educación de Telémaco, el hijo adolescente del héroe. Mentor tuvo que actuar como maestro y modelo, como padre y amigo, para ejercer su autoridad. Así, fomentó el desarrollo integral del joven, lo que permitió que se convirtiera en un rey sabio, bueno y prudente. Maestros y modelos para convertir a alumnos en profesionales sabios y prudentes. Esa es la misión de los casi 215 mentores que Comillas “recluta” cada año para aconsejar sobre el mundo profesional a otros tantos mentees, y es gratificante ver cómo los alumni repiten la experiencia curso tras curso. Una de estas parejas “mitológicas” es la que forman Sofía Martín Lorente, que está a punto de finalizar su cuarto año en el Doble Grado de Derecho y Relaciones Internacionales (E-5), y Felipe Basabé, alumni del Doble licenciatura de Derecho y ADE (E-3), y jefe de Presupuestos y Control de Gestión en el Instituto Cervantes