Sobre la ley de eutanasia El Grupo de Bioética de UNIJES, formado por centros de gran prestigio en bioética en España, hemos publicado una declaración sobre la proposición de ley de eutanasia, pues nos ha parecido un tema de suficiente calado para no quedarnos callados. la última En la declaración de siete páginas hemos querido partir de los profundos consensos éticos que existen en el final de la vida. Hay mucho aprendido en estos últimos años. Todos estamos de acuerdo en la licitud de una adecuación del esfuerzo terapéutico, en dejar morir en paz, en el derecho a rechazar tratamientos desproporcionados, la importancia de planificar los cuidados al final de la vida, en rechazar la prolongación penosa y precaria de la vida, etc. También estamos de acuerdo en la importancia de aliviar siempre el sufrimiento, pues hoy contamos muchas posibilidades para que nadie muera entre dolores al fin de la vida. Es hora, por tanto, de afianzar consensos, no de abrir divisiones. Pero convertir la eutanasia en un derecho es un asunto social que necesita pasar por una deliberación común para preguntarnos todos qué debemos hacer. Esta dimensión social nos ha llevado a invitar a reflexionar diversas cuestiones entre las que selecciono dos: 1. Establecer una ley eutanasia no favorece a las personas más vulnerables. La mayoría de las peticiones de eutanasia tienen una causa social (soledad, depresión, sentirse una carga, abandono, etc). Otorgar un derecho sin abordar las causas sociales de muchas peticiones es un acto intolerable. 2. La petición de morir tiene un significado mucho más amplio que el literal. Son muy escasas las peticiones de eutanasia autónomas, “sin ninguna presión externa”, como pide la ley. Muchas demandas de morir esconden otras peticiones: atención, cariño, reconocimiento, cercanía, etc. Proporcionar la eutanasia, sin atreverse a bucear en la hondura de una petición de un deseo de morir es todo lo contrario de una muerte digna. Además, esta proposición de ley no es una ley dialogada, ni se aprueba en un tiempo que facilita el diálogo. No se han consultado a las asociaciones de médicos, enfermos, discapacitados, etc. También esta ley oculta las verdaderas demandas de la realidad: paro, soledad, depresión, falta de ayudas a la dependencia y de cuidados paliativos de calidad, etc. Por eso, desde nuestra orientación social, queremos afianzar una sociedad de cuidados a los que más sufren y la atención a muchas cuestiones que hacen indigno el final de la vida. Javier de la Torre Profesor de Teología Moral y Praxis de la vida Cristiana